JUVENTUDES CONTEMPORÁNEAS: PROBLEMÁTICAS Y POSIBLES SOLUCIONES

 (Ponencia)

La violencia, la pobreza y la desigualdad son el diario vivir de la juventud actual. Según el Departamento Nacional de Estadística (DANE), en Colombia cerca de 1.100.000 jóvenes (la mitad de desempleados en el país; cifra general 2.218.343) en plena edad productiva no tienen trabajo, y seis de cada diez son mujeres.

Mi nombre es Alfredo Torres Javela; soy estudiante de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Surcolombiana, curso sexto semestre; y mediante esta ponencia trataremos de analizar las actuales juventudes y plantear posibles soluciones a sus problemas.

Muchos son los proyectos que promulgan los representantes políticos en su afán por llegar a un cargo o posición privilegiada en la sociedad. Leyes estatutarias a nivel nacional como la 1622 de abril de 2013, y políticas públicas como la de juventud radicada mediante el Acuerdo 046 de 2014 en Pitalito – Huila; no son más que un intento fallido de querer una mejor sociedad, en la carrera distopica de injusticias por doquier.

Según la investigadora y activista mexicana Roxana Reguillo, las actuales juventudes han crecido bajo el lamentable amparo de la “Leyenda Negra”, que en la región convirtió a los jóvenes en los principales operadores de la violencia que han sacudido a las sociedades; sumado a esto, la creciente corrupción ha hecho que estos jóvenes pierdan el interés por la política y la educación. Además se les cree impotentes o irresponsables. Se les cataloga ineptos para ejercer la ciudadanía política, pero si son aptos para convertirse en sujetos de castigo.

Lo efectos de la globalización también juegan un rol muy importante; seres asediados por el consumo, donde según el sociólogo polaco zygmunt Bauman: “la educación es un producto y no un proceso”, son los actuales jóvenes. No se piensa a futuro, todo radica en el breve goce de las cosas, la impaciencia y la inestabilidad laboral, son sinónimos de una “Sociedad Liquida”.

Antonio Gramsci, filósofo italiano, en su Teoría de la Hegemonía explica como la educación, la religión y los medios de comunicación; son adecuados para ejercer típica manipulación en las sociedades, entre ellas la juventud: “hay una clase dominante que va a imponer un conjunto de cosmovisiones, significados y formas de ver el mundo (cómo es y cómo se debe estar) que va a ser considerado correcto, así no lo sea y atente contra la misma población.

Está claro que el estado abandona a su suerte a los más vulnerables, exclusiones dolorosas, falta de alternativas, imposiciones despectivas y juventudes en declive hacen que nos planteemos desafíos en todos los aspectos, pero es importante que estos no se queden en simples informes donde la retórica haga ver todo bonito, pero al fin de cuentas vacío.

Para una posible solución, plantearía la mejora en la parrilla de programación de los canales de televisión, mas programas de cultura, de educación y de sensibilización hacía lo propio, incluidas las tradiciones y el medio ambiente.

Sería adecuado disponer de sentencias más duras para aquellos corruptos que extinguen las arcas del estado. Que se planteara y se estableciera la pena de muerte para aquellos que roben al estado y los dineros públicos, así como el Gobierno de China hace con los que se arriesgan a llevar drogas ilícitas a este país.

Lo anterior sería indispensable, ya que así sigamos proponiendo y sentenciando Políticas Publicas y Leyes Estatutarias en papel; de nada va a servir, ya que primero se tiene que eliminar la marrullería a la que nos tienen sometidos hace siglos, pero con mayor descaro hace 16 años.

Pena de muerte para corruptos y mayor participación ciudadana en los aspectos públicos, mayor interés de los jóvenes en aspectos políticos y más ayudas del gobierno, estas ayudas que son a la hora de la verdad, el pilar fundamental del desarrollo. Esto unido a la vigilancia continua de la ciudadanía, donde los periodistas más que nunca tienen que ser “Perros Guardianes de la Sociedad”; eso es lo que necesitamos, y más ahora que estamos a las puertas de un proceso tan trascendental en nuestro país como el Proceso de Paz.

De resto, que sigan los proyectos servirá de poco con los asalariados ladrones del congreso robándose todo. En una Colombia que está llamada a construir a partir de la diferencia, que vengan todos los puntos de vista e ideas para ser puestas en la mesa, y una vez analizadas: se opte por implantar las mejores como beneficio colectivo.

El derecho a la diferencia no reprime el derecho a la indiferencia: el hecho de que el político corrupto sea diferente por su avara forma de ser; no nos hace partidarios de seguir tolerando esa dañina y execrable corrupción.